SALUD MENTAL

El Temor vs Confianza


Cuando se es niñ@ la confianza es algo que forma parte de la misma naturaleza del ser, éste comienza su travesía a través del temor en las experiencias que se van suscitando a lo largo del trayecto de aciertos y errores, pensamientos aprendidos desde el medio familiar, social, o quizá situaciones adversas vividas.

Experiencias que no han sido sanadas van conviertiéndose en sentimientos generalizados hacia las demás situaciones y personas que van apareciendo en el camino, si el profesor de primero lo asustó "todos las demás experiencias" de aprendizaje serán también de angustia, si en algún momento el carro estuvo a punto de atropellarlo entonces "todas" las calles son peligrosas, etc. Si en el hogar la madre temía a la oscuridad el niñ@ aprenderá de ella que la noche o la oscuridad no son seguras.

El temor puede ser un sentimiento saludable en la medida en que nos permite visualizar aspectos reales de la cotidianidad por ejemplo saber que es realmente peligroso cruzar la calle sin observar el paso de los automóviles porque puede ocurrir un accidente, saber que es necesario estudiar para adquirir un diploma porque de no hacerlo el año escolar no será aprobado, saber que es importante cuidar la salud de ciertos químicos tóxicos porque el cuerpo puede enfermar.

Sin embargo el temor no puede encerrarnos en una cárcel emocional que nos impida desenvolvernos con naturalidad y cierto riesgo ante el mundo, pretender que no se nos presentará situaciones difíciles en alguna etapa de la vida sería tapar el sol con un dedo, más ignorar que a la par somos nosotr@s mism@s quienes decidimos que hacer con ellas, es decir tomar el aspecto positivo de ellas o quedarnos estancad@s emocionalmente en ese incidente, sería también negarn@s la posibilidad de extender nuestras manos hacia esa confianza innherente al SER traducida en voluntad, discernimiento, FE.

Las estadísticas de las personas exitosas en cualquier rama: espiritual (M. Teresa de Calcuta), material (Bill Gates), ciencia (Albert Ainsten) demuestran en sí mismos que el nivel de confianza era superior al de los demás.

Para algunos seres humanos no será una práctica sencilla el saltar de una montaña a otra pero dar el primer paso tomando ciertos riesgos como ir por una ruta distinta y explorar si es más rápida, atreverse a observar las dificultades desde un punto de vista reciliente (positivo) y escribirlo en una libreta, no generalizar las situaciones en nosotr@s mism@s y/o transmitirlas a alguien más, realizar una oración a la divinidad confiando en ella podría considerarse un buen comienzo, además de buscar ayuda profesional si así lo creyéramos conveniente.

María Inés Jaramillo B.