REGALOS DE SABIDURÍA




El regalo del amor en Noche Buena


...sólo en el amor está el secreto de la supervivencia.

Sólo sabe amar verdadera y plenamente aquél que es capaz de "poseer" su alma.

Poseerse a sí mismo, para convertirse en don para los demás.

Sólo el amor construye, el odio destruye, lo único que hace el odio es disgregar y desorganizar toda la vida.

El amor no se reduce sólo a lo que sentimos, tiene en el hombre raíces más profundas, que se hayan en su "yo" espiritual, en su entendimiento y en su voluntad.

Amar es, esencialmente, entregarse a los demás, lejos de ser inclinación instintiva, es una decisión consciente de la voluntad, de ir hacia los otros.

En solidaridad con vustros hermanos de diferentes naciones, razas y culturas, es posible para ustedes cambiar el mundo y construír un futuro mejor para todos. Un futuro en que las personas sean más importantes que las ganancias, en el que los recursos del planeta estén repartidos con justicia, y en el que las negociaciones pacíficas sustituyan a las amenazas de guerra.

"Romper la cadena"

No al egoísmo

No a la injusticia

No a la desesperanza

No a los caminos sin Dios

No al odio y a la violencia

No a la mediocridad

Sí a la fe y al compromiso con la vida

Sí al respeto de la dignidad de todos por igual

Sí a la justicia, al amor y a la paz

Sí a la solidaridad con todos, obligándose especialmente hacia los más necesitados

A fin de cuentas, sólo el amor salva

... a ustedes se les pide que estén persuadidos de que la paz sea el otro nombre de la vida

...nos toca a nosotros recurrir a la fuerza de su amor victorioso, haciendo nuestra su lógica de servicio y humildad. Cada uno de nosotros está llamado a vencer con Él "el misterio de la iniquidad", haciéndose testigo de la solidaridad y constructor de la paz. Vayamos, pues, a la gruta de Belén para encontrarlo, pero también para encontrar, en Él, a todos los niños del mundo, a todo hermano lacerado en el cuerpo u oprimido en el espíritu.

Los pastores "se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho" (Lc 2, 17).

Al igual que los pastores, también nosotros hemos de sentir en esta noche extraordinaria el deseo de comunicar a los demás la alegría del encuentro con este "Niño envuelto en pañales", en el cual se revela el poder salvador del Omnipotente. No podemos limitarnos a contemplar extasiados al Mesías que yace en el pesebre, olvidando el compromiso de ser sus testigos.

Hemos de volver de prisa a nuestro camino. Debemos volver gozosos de la gruta de Belén para contar por doquier el prodigio del que hemos sido testigos. ¡Hemos encontrado la luz y la vida! En Él se nos ha dado el amor.

"Un Niño nos ha nacido..." (Is 9,5)

¡Venid, pueblos de la tierra y abridle las puertas de vuestra historia! Venid a adorar al Hijo de la Virgen María, que ha venido entre nosotros en esta noche preparada por siglos.

Noche de alegría y de luz.

¡Venite, adoremus!

Diciembre 24, 2001

Juan Pablo II

fuente:http://www.cordobaciudad.com/juanpabloii/